DIVORCIO

 

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Y todo empezó con ternura, besos, pasión, suerte y muchas cosas más...........

 

Sobre el divorcio se habla y se ha escrito mucho desde el punto de vista legal, ya que es una preocupación inmediata el tratar de establecer los acuerdos básicos de la disolución de la pareja y la familia. Actualmente es fácil disolver una sociedad conyugal y constituir una nueva y repetir este proceso una o más veces. Son muy conocidos los casos de personas del medio artístico.

Pero ¿y qué pasa con el sistema emocional de las personas?

En este artículo hablaremos de las condiciones psico-emocionales que de desencadenan a partir del divorcio.

 

Lo primero que podemos decir es que lo "moderno" es aceptar el divorcio sin asustarse, desechando temores a los males que acarrea, ya que éstos desaparecerán tan pronto logremos adaptarnos a esta nueva concepción de la vida conyugal.

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A juicio de muchos de nuestros contemporáneos, sólo mentalidades retrógradas pueden asustarse ante el divorcio y sus consecuencias. Solo que el divorcio, repercute en la salud emocional de las personas involucradas, sobre todo las más cercanas a la pareja que se disuelve.

Las personas que se divorcian no siempre tienen toda la claridad de las repercusiones del mismo, ya que muchas de las repercusiones se darán al paso del tiempo.

 

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Es importante mencionas que existe lo que llamamos “repercusión identificables” a través de la descripción que cada persona tiene de lo que ha vivido al lado de la persona de la cual ha decidido separarse o no pudo negociar quedarse a su lado, ya que existen personas que se quieren separar y otras que no lo quieren pero lo tiene que aceptar.

 

Y la “repercusión no identificables”, son las que cada persona experimentará en la etapa posterior al divorcio y podrá ir ajustándolas para vivir mejor si va descubriendo sus fortalezas en la terapia, si es que la toma, muchas veces las personas solo viven los síntomas de la separación como son la depresión, desesperación, confusión de su nueva vida, rencor, culpa y otros muchos sentimientos que pueden aparecer.

Ahora podemos dividir a lo que hasta antes del divorcio era una familia y sus integrantes, veamos que pasa con:

LOS CÓNYUGES.

 

Los conflictos emocionales producen síntomas muy variados, que incluyen síntomas físicos.

No es el tema de porque se producen, solo baste saber que si aparecen; quiénes no lo crean, solo pregúntenselo a quienes han pasado esta situación.

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Recordemos que los seres humanos somos seres con una integración biológica, psicológica, emocional y social. Y en un momento crítico de la vida, los malestares pueden surgir en cualquiera de estas esferas o en todas, lo cual depende de cada persona y sus fortalezas y nivel de desgaste que se halla sufrido durante la “lucha” que se desarrolla para llegar al divorcio; cabe mencionar que esta lucha en muchos de los casos continúa después del divorcio.

LO EXTERNO Y LO INTERNO EN EL DIVORCIO

 

Existe lo que llamamos la etapa de crisis, con un sin número de factores emocionales, tanto positivos como negativos. Tal vez lo menos importantes se encuentran fuera de la persona y por eso se denominas externos.

Son los que se traducen en cambios y adaptaciones en el estilo de vida, en el trato y entorno familiar y de amigos, y en muchas ocasiones son de también los de carácter económico (este último actualmente tiene una gran relevancia)etc.

Los que denominamos " factores internos", se encuentran a nivel emocional y son los mas afectados en esta etapa y generalmente se encuentran:

 

  • Sensación de fracaso, por no haber sabido o podido lograr un éxito en el matrimonio.
  • Celos derivados de lo anterior
  • Inseguridad y desorientación respecto al futuro.
  • Rencor, sensación de abandono, de traición, de soledad, lo cual puede llegar a límites increíbles.
  • Culpa que se traduce en auto acusación que se tiene o se cree tener del fracaso.
  • Acusación al otro cónyuge por la culpa que tiene, o cree que tiene
  • Remordimiento de conciencia, cuando hay implicadas otras personas "tercera persona"
  • Muchas veces se dan estos factores incluso sin que se haya roto el vínculo del amor, por ambos o por uno de los miembros de la pareja. Esto produce mucho dolor por la ambivalencia entre lo racional y lo emocional.

    En ocasiones recurrimos a visita médica por los síntomas físicos cuando detrás esta el shock emocional, lo cual se detecta si se hace una exploración psico-emocional adecuada de la persona.

    Es muy importante señalar que eliminar los síntomas físicos no elimina el conflicto que lo origina.

    LOS HIJOS.

    El descontrol emocional en los hijos es incomparablemente mayor; y muy especialmente, si el divorcio se produce durante la niñez o la pubertad, aunque es también muy grande en la adolescencia, y hasta en la edad adulta.

    El puro temor a que se divorcien sus padres, afecta la salud emocional del niño, ya que para los hijos, sus padres son poco menos que todo en su vida. Los hijos ven, de manera general, en los padres a seres prácticamente sin defectos sobre todo en los primeros años de vida; salvo los casos de que los hijos sean maltratados severamente por alguno de los padres o que presencien agresiones por parte de alguno de los padres hacia el resto de la familia y en esos casos los hijos también sienten la necesidad de que se aleje el agresor y por lo tanto el divorcio se vuelve para ellos una buena alternativa. Esta opinión va cambiando a medida de que van creciendo y se vuelven más autónomos; y en el periodo de la adolescencia se tornoan más agresivos o frontales en sus reapuestas, pudiendo asumir conductas de:

  • Rechazo
  • Solidaridad con quien ha sido agredido (generalmente en México la agresión es del padre hacia la madre) .
  • Depresión
  • Desinterés
  • Agresión con su medio ambiente
  • Uso y abuso de alcohol u otras drogas
  • Aislamiento
  • Ausencia recurrente de su casa
  • Baja de calificaciones
  • Conflictos repetidos con sus amigos o compañeros
  • Uso de mensajes y actitudes de desprecio hacia los padres
  • Etc.
  •  

    En el caso de los hijos que ven con agrado a ambos padres, el mundo se desintegra con la amenaza de la separación, y va a costar mucho trabajo reubicar las piezas que queden a salvo posteriormente a la separación de sus padres.

    FACTORES EXTERNOS EN LOS HIJOS

    Estos adquieren una magnitud extraordinaria en los hijos. Ante todo, el niño (a) no puede vivir ya con ambos padres, como él lo desea, le tocará en suerte vivir con solo uno de ellos, generalmente la madre y alternativamente, por temporadas, con su padre.

    Si vive establemente con uno, tiene que resignarse a disfrutar de la compañía del otro, sólo a ratos. Si vive alternativamente con uno y otro, tiene que adaptarse, también alternativamente, a dos ambientes que suelen ser distintos, e incluso antagónicos. Y en ambos casos, está expuesto a ser utilizado por sus padres como "arma" directa o indirectamente, premeditadamente o no, para molestar al o a la ex, o como "espía" para averiguar las andanzas del otro, o como objeto de "soborno", a base de darle gusto en todo, en una pugna insensata de a quien prefiere o quiere más.

    Si a esto añadimos un nuevo matrimonio civil de uno de los cónyuges, el problema se le complica todavía más. Hay un nuevo personaje en su vida: el "progenitor postizo". Y éste puede ya tener hijos o tener nuevos hermanos.

    La multiplicidad de recíprocas relaciones humanas, entre personas parcialmente extrañas, que tienen que convivir en intimidad de familia es tal, que resulta difícil de manipular para los propios adultos, aún más para los hijos.

    Adicionalmente, se pueden presentar problemas con los otros niños ya que en la etapa de la escuela primaria los juegos entre niños, muchas veces llegan a verdaderos actos de crueldad.

    FACTORES INTERNOS

    En los hijos los factores "internos" son todavía más severos. El divorcio de los padres provoca un terremoto en la vida emocional de los hijos. Y este desajuste afecta de manera muy directa la seguridad en sí mismo.

    Es como si al fallar sus padres, no pudieran confiar en nadie más. Solo percibe el mundo de diferencia que existen con quien había estado viviendo.

    Estos descubrimientos van a provocar sentimientos "ambivalentes" respecto a sus padres.

    Siente hacia ellos atracción y repulsión, simultáneamente. Quisiera sentir, hacia ambos, solamente cariño y ya no puede, o se produce la ambivalencia respecto a un "progenitor postizo", hacia el cual siente atracción, porque "le cae bien", y repulsión por haber desplazado al progenitor verdadero.

    Son un mundo de sentimientos desagradables, variados, complejos, antagónicos, que llegan a producir caos emocional.

    LA REACCIÓN

    Frente al desorden emocional, las reacciones son de lo más variado, y estas dependen de las circunstancias particulares de cada caso.

    Solo que la constante más general es el rehuir enfrentarse con el problema. Es tan insoluble y doloroso, que la única salida es rehuirlo.

    Rehuir el problema se traduce en una actitud de "no darse cuenta de lo que está pasando" o de "no me importa."

    En una palabra, de ocultarlo disimular al máximun la tragedia interna en que vive. Y esta actitud del niño, convertido a veces en consumado actor, da a los mayores que le rodean la impresión errónea de que al niño "apenas le ha afectado" lo que ha sucedido.

    Para poder rehuir el problema requiere de "represión" mediante el cual (automática e inconscientemente) logra ir eliminando del plano consciente de su vida psíquica, esos conflictos emocionales que le resultan insoportables.

    Lo único que ha hecho es desplazar sus conflictos (sin saberlo él) del plano consciente al inconsciente; y allá, en el inconsciente, esos sentimientos conflictivos siguen generando "tensión" emocional.

    En muchos de los casos podemos decir que los hijos son las víctimas INOCENTES del divorcio o de la mala relación de sus padres.

    En el mundo de los adultos no cabe la menor duda de que el divorcio es una decisión que deben tomar los padres, y para mi opinión es importante conocer que piensan y sienten los hijos ante estas situaciones, lo cual ayudará a la construcción de lo que denomino “EQUIPO DE PADRES” que es el objetivo de la terapia familiar post divorcio que manejo.

    LA SOLUCIÓN

     

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    La solución ideal no existe, se debe construir una solución en cada caso con apoyo de consejero o terapeuta familiar, a fin de establecer los acuerdos básicos para mantener el mejor equilibrio emocional de los ex cónyuges, de los hijos e incluso de las nuevas parejas que se puedan establecer.

     

    Uno de los acuerdo básicos que recomiendo es el establecimiento del “Equipo de Padre”, que va a evitar una serie de conflictos posteriores al divorcio, para lo cual se requiere de la voluntad y valor de enfrentarlo.

    Considero que con este panorama quedan muchísimas cosas más que tratar alrededor de la dinámica emocional que se establece, así que se podrá convertir en nuevos artículos que juntos den un panorama más completo de uno de los problemas que se ven mas repetidamente en nuestra actual sociedad.

    Si tú o alguien cercano a ti presenta estas condiciones, dale este artículo y dile que me visite.

    Si necesitas venir a consulta o tienes una duda escribe a: jose_jaime_ms@msn.com

    Atentamente.

    José Jaime Martínez.

    Psicoterapeuta de Pareja y Familia, Especialista en Hipnosis, Sexualidad y en Programación Neurolingüística.

    Clínica de Atención Emocional

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