Cuántas veces has escuchado o vivido la siguiente situación:
Mi hijo no me hace caso, No se deja vestir, no se quiere ir a dormir, no se quiere bañar, se enfurece cuando le negamos algo o cuando le impedimos que realice alguna actividad. Tiene rabietas, Hace berrinches, Llora sin control.
¿Hasta dónde llevar la atención sin que esto se convierta en sobreprotección?, ¿cuándo empezar a decir que "no" a algunas de sus demandas? y ¿cómo lograr esto y que el niño (a) se siga sintiendo querido? Estas preguntas que rondan a las mamás como fantasmas llegan a su clímax cuando se enfrentan al primer berrinche. Si a esto le aunamos el atinado comentario de: "qué carácter tiene ¿verdad?", "¡te va a costar un trabajo este niño!", "¿así te hace siempre?"
Pero ponte en el lugar del bebé, ellos sienten que lo que no pueden hacer ahora no podrán hacerlo nunca (literalmente) y esto los hace sentirse verdaderamente desolados. El disgusto y la desesperación lo hacen perder el control de sí mismo.
Chillidos, patadas y llanto desconsolado son las manifestaciones más comunes de su estado de ánimo. Casi siempre esta explosión de emociones hace que se olvide de lo que originó el berrinche. Por eso el niño frustrado tarda en volver a la normalidad y luego se queda triste (entre más grande el sentimiento perdurará más).
Pero el sentir frustración no es perjudicial, al contrario, de ella se aprenden los límites entre lo que se puede hacer y lo que no, además de entrenarlos en la capacidad de aspirar a algo, de luchar por conseguir una meta.
Aunque no lo creas y resulte paradójico, necesitamos entender que la rebeldía, la desobediencia, las rabietas, los berrinches, son elementos positivos y formas expresivas de una personalidad en formación. Generalmente se presentan a partir de los 2 años. Si un niño de esta edad no da muestras de oposición, no protesta, obedece, entrega sus juguetes, estará mostrando problemas en la expresión de sus emociones y por tanto debemos considerar estas conductas como signos de preocupación, son signos de un niño que tiene miedo a expresarse.
Antes de continuar, es necesario entender qué características tiene un berrinche y qué etapas lo conforman. Los berrinches por lo general tienen elementos en común, cuya intensidad depende en gran medida del grado de maduración del niño y de la respuesta que obtiene de sus padres al realizarlos.
Etapas del berrinche
Antes de empezar se eleva la frustración, casi siempre comienza con un "no" o "no quiero", después inician intensamente el llanto y los gritos y de ahí puede seguir hasta hacerle daño a alguien intencionalmente, como pegar o morder, y en algunos casos excepcionales se hacen daño a sí mismos golpeándose contra el suelo o las paredes. El berrinche en un grado muy alto y que lleva tiempo de estarse ejercitando como recurso para conseguir algo, puede hacer que un niño se prive, es decir, que deje de respirar por algunos segundos.
Una vez que el berrinche se desactiva el niño luce triste y arrepentido, solloza y se acerca a su madre. El pequeño necesita ser apapachado y es importante hacerle sentir que a pesar de lo ocurrido lo amamos. Entre mayor es el niño muestra mal humor por más tiempo.
El berrinche siempre va dirigido a alguien, es decir, ese es su objetivo, puede ser a mamá o papá, el niño nunca realizará un berrinche cuando esté solo, y se asegurará de que haya alguien que lo esté oyendo.
El berrinche es una etapa en el desarrollo emocional de los pequeños, sin ser esto una regla estricta, suelen aparecer entre el año y los dos años y medio de vida. Un niño de casi tres años, en promedio, hace de tres a cuatro berrinches al día con una duración aproximada de un minuto. Pero hay casos de niños que hacen berrinches de una hora y otros casos excepcionales que jamás hacen berrinches.
Lo más importante es recordar que el berrinche es una incapacidad de controlar las emociones profundas que sienten, y que a esta temprana edad no puede ser considerado como un síntoma de inestabilidad, ya que como se mencionó anteriormente, forman parte del desarrollo de la personalidad del niño.
En el caso de la frustración infantil la intervención de los padres es fundamental. No es fácil mantener la compostura y la paciencia cuando están así. Pero sólo ustedes pueden ayudarle a manejar y soportar esos sentimientos de la mejor manera. Cuando el pequeño se siente incapacitado por su rabia necesita más que nunca de su apoyo, en especial si pierde el dominio de su cuerpo y puede llegar a hacerse daño.
Descartar que si el bebé no puede hacer algo no se deba a una causa física como la vista o un trastorno psicomotor.
Ayudarle a alcanzar aquello que quiere antes de que empiece el drama (por ejemplo, acercarle un taburete, no hacerlo por él)
Darle opciones para elegir (dos opciones como máximo) así sentirá que tiene la posibilidad de decidir y sabrá que se le siente capaz de hacer las cosas.
Establecer límites precisos con respecto a su entorno. Por ejemplo, en el coche tiene que usar su sillita de bebé. No hacer excepciones, las reglas son las reglas. La aceptación de algunas normas le evitará frustraciones innecesarias.
Un ejemplo de esto es el bebé que se queda deprimido después de una enfermedad y quiere que su mamá lo cargue todo el tiempo. Lo que se debe hacer es desvanecer la conducta negativa e ir incentivando la positiva poco a poco.
En ocasiones un niño está acostumbrado a dormir en la cama de sus papás y de pronto quieren que de un día a otro deje de hacerlo, esto es imposible. Se le deben de avisar las cosas, en este ejemplo, lo conveniente es ir haciendo aproximaciones y reforzar las conductas positivas. y cuando pida algo de manera equivocada (llorando o a gritos) hay que ignorarlo y hacerle caso cuando las pida sin llorar.
Como padres se pueden valer de diferentes técnicas para impedir que un berrinche se haga más grande y sobre todo, que el niño ejerza tal presión que termine obteniendo lo que quiere por este medio.
Lo importante es que envíes el mensaje de que lo estás escuchando pero que de esa forma no va a conseguir nada.
Consulta al especialista cuando percibas en tu pequeñín los siguientes comportamientos:
Si notas que no puedes resolver esta etapa de tu hijo (a), no dudes y ven por ayuda.
Como siempre me despido diciendo que si tienes una duda me escribas un correo a:
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